Declaración pública Comisión Nacional Sindical sobre salario mínimo

Nuestra época se ha caracterizado por un desarrollo impresionante de las fuerzas productivas y  de  un  creciente manejo  y  control  de  la  naturaleza,  lo  cual  debería  permitir  superar problemas globales como el hambre, la miseria extrema, la cesantía masiva, la inseguridad de la vida en el planeta, entre otros.

Sin embargo, esta capacidad que la humanidad ha desarrollado para satisfacer las necesidades humanas terminan siendo estériles, ya que han quedado subsumidas por un modelo de sociedad basado en la explotación del hombre por el hombre, la acumulación y la desigual distribución de riquezas. Bajo estas condiciones los trabajadores no han podido gozar de la mayor productividad de su trabajo, pues al mismo tiempo ha tenido lugar un crecimiento desorbitado de la tasa de ganancia, mediante la explotación del trabajo.

En consecuencia, el neoliberalismo no solo no ha mejorado la calidad de vida del conjunto de la población, sino que además ha aumentado la desigualdad. Este modelo privatizador no da el ancho para resolver los problemas de la gente y para mantenerse debe precarizar el empleo e impedir la acción sindical.

Para mantener o aumentar las ganancias del gran capital, en Chile y en el mundo se han definido políticas para precarizar el empleo, minimizar al movimiento sindical y desacreditar a los dirigentes sindicales y políticos, lo que demuestra que la pobreza y la desigualdad no son efectos  indeseados  del  modelo,   sino   condiciones  que  aseguran   su   funcionamiento  y proyección.

Actualmente existe una arremetida neoliberal del actual gobierno hacia el mundo de los trabajadores, en particular, a través del Estatuto Laboral de la Juventud, el cierre de empresas, los despidos masivos, los obstáculos puestos  a la implementación de la legislación laboral aprobada  durante  el  gobierno  anterior  y  la  respuesta  ambigua  que  está  proponiendo  el Ministro del Trabajo ante el salario mínimo.

En  este  escenario  valoramos profundamente  y  respaldamos  la  estrategia  definida  por  la Central Unitaria de Trabajadores para discutir el salario mínimo, ya que hasta la fecha el reajuste se había definido en base a criterios que reflejan los intereses del gran capital (IPC futuro y crecimiento de la economía), sin tomar en cuenta las condiciones reales de vida de los trabajadores y sus familias.

Esta forma de definir el reajuste ha significado un deterioro continuo del poder adquisitivo de los trabajadores, lo que ha agudizado la desigualdad salarial y nos ha dado el título de ser uno de los países cuyos trabajadores sufren los más altos niveles de preca rización. Por eso es completamente  justo  que  la  definición  del  salario  mínimo  parta  de  un  análisis  de  las condiciones de vida de los trabajadores y sus familias.

De acuerdo a este análisis, respaldado por mediciones y estadísticas realizadas por el INE, el actual salario mínimo de $276.000 ubica a un trabajador promedio y su familia por debajo de la línea de la pobreza. Esto quiere decir que una persona que trabaja 45 horas a la semana no alcanza a cubrir las necesidades básicas que le permiten reproducir su fuerza laboral y ser el sustento de su familia.

Bajo este punto de vista y de acuerdo a los datos del Ministerio de Desarrollo Social , el sueldo mínimo debería ubicarse sobre los $422.000 ya que una familia de 4 integrantes necesita una canasta familiar que equivale a $422.000 para estar por sobre la línea de pobreza. Cualquier monto inferior, sitúa a los trabajadores y sus familias en la pobreza.

La respuesta de los ministerios  del Trabajo y Hacienda es ambigua, no señala ningún reajuste concreto e insisten en un acuerdo a cuatro años, que dependa del crecimiento económico del país, o sea la misma política de siempre que solo trae pobreza al trabajador.

El criterio para discutir el salario mínimo, significa superar la discusión sobre los guarismos para centrarse en la definición de una política salarial. ¿Qué significa discutir una política salarial? En primer lugar, definir una estrategia clara para avanzar hacia un salario mínimo que permita al o la trabajadora y su familia superar la línea de la pobreza.

A su vez, dicha estrategia debe contemplar (a) un programa de protección social para quienes ganen el salario mínimo (este programa acompañará a los trabajadores y sus familias en el tránsito hacia la superación de la pobreza, sin que se pierdan los beneficios sociales por contar con un salario); (b) igual salario a igual trabajo entre hombres y mujeres; (c) un sistema de Seguro Social basado en el principio de solidaridad; (d) discutir modificaciones a la institucionalidad laboral, ratificando convenios internacionales de derechos de los trabajadores y levantando una mesa de protección del empleo que se adelante a situaciones críticas de desempleo; e) impulsar el diálogo social como vía para un mejoramiento sustantivo de los salarios, en particular, fortaleciendo el Consejo Superior Laboral y entregándole atribuciones para discutir el salario mínimo, entre otras medidas.

Finalmente, hacemos un llamado al gobierno a realizar un diálogo real y no a imponer sus propuestas a espaldas de los trabajadores e insistir en una política salarial desgastada y desacreditada ante el mundo laboral. Asimismo, convocamos a todos los parlamentarios a difundir y comprometerse con esta propuesta que busca garantizar que hoy miles de familias superen la línea de la pobreza.

 

Jaime Gajardo Orellana

Encargado Sindical

CONASIN

Comisión Nacional Sindical

Partido Comunista de Chile