La derecha usa todos los recursos que puede.

Sostuvo Lautaro Carmona, y dijo que “va recurrir a crear crisis institucionales”. Apuntó a la “proyección programática” de la Nueva Mayoría.

Hugo Guzmán R. Santiago. Sin entrar en temas puntuales de la contingencia diaria, Lautaro Carmona, secretario general del Partido Comunista y diputado de la colectividad, aborda asuntos más globales y de perspectiva a partir de sucesos registrados en este tiempo en el país.

Descarta que sea momento de instalar candidaturas presidenciales y más bien insiste en trabajar en la proyección programática de la Nueva Mayoría y adelanta: reformas en previsión, salud, vivienda y ampliar cambios en lo laboral y educacional. Sostiene que para eso “parto de la base de que es absolutamente necesario que estén todas las fuerzas que constituyen la Nueva Mayoría”.

Frente a detenciones de altos jefes militares por casos de violaciones a los derechos humanos e irregularidades hay que “establecer una doctrina democrática en Defensa”.

Y contesta a quienes quieren ir más rápido y más a fondo en las transformaciones.

El caso de Juan Emilio Cheyre, un procesamiento por violaciones de derechos humanos, se sumó a Juan Miguel Fuente-Alba por posible enriquecimiento ilícito; los dos, ex comandantes en jefe del Ejército. Hay decenas de otros casos en las Fuerzas Armadas por violaciones a derechos humanos y por irregularidades. ¿Llegó el momento de plantear otra base doctrinaria en las Fuerzas Armadas?

Nosotros planteamos desde un inicio que en el proceso de recuperación de la democracia, una condición importante, era la necesidad de establecer una doctrina democrática de Defensa. Que supone des-solidarizarse de todos quienes estuvieron comprometidos con el terrorismo de Estado; poner fin a cualquier planteamiento directo o indirecto de concebir al pueblo como un enemigo interno de las Fuerzas Armadas (FFAA); democratizar el acceso a las FFAA, como una carrera profesional, donde lo clave sea la vocación y la aptitud, y no factores de lazos sanguíneos o financieros. La vida nos dio la razón. Es un dato objetivo que las FFAA chilenas estuvieron comprometidas, incluyendo el golpe de Estado de 1973, en una política por sobre el país, en un diseño imperial que tiene origen en la doctrina estadounidense, donde sirvieron para defender intereses de grupos económicos trasnacionales y nacionales y de sectores parciales de la nación.

¿Ya no se topó techo con tantos casos y tan continuos durante décadas?

Hay una gran oportunidad que es el proceso constituyente donde debe haber posiciones respecto al papel de las FFAA y su doctrina. En lo contingente hay pasos, porque las FFAA aún no han entregado toda la información que deben entregar para sanear lo que fue el proceso repudiado de terrorismo de Estado contra el pueblo. Está, entre otros casos, el del oficial que era edecán en el Congreso, y que se tuvo que ir por estar involucrado en caso de violación a los derechos humanos. ¿Esa información no se tenía, y si se tenía por qué no se entregó? Lo ocurrido con el enriquecimiento de un ex comandante en jefe del Ejército, con un ex jefe de la institución que está procesado y tenía que velar por el funcionamiento del Servicio Electoral, de la soberanía ciudadana. Son casos serios.

La derecha hace todo por derribar las reformas laboral y educacional, se opone a toda la política gubernamental y quiere declarar todo plan de transformación como inconstitucional. ¿Cómo caracteriza a la derecha en su papel actual?

La derecha está usando y abusando de todos los recursos a los que puede acceder, porque quiere parar proyectos que afectan intereses que ellos conquistaron a sangre y fuego bajo la dictadura. En tanto sientan que esos intereses son tocados, van a recurrir a todos los espacios, incluidos los institucionales, a la fuerza fáctica mediática, a formas desestabilizadoras, a crear crisis institucionales para cruzarse ante un proyecto estratégico mayor que es el que postula el programa de la Nueva Mayoría.

De otro lado hay sectores que se definen como radicalizados, sectores políticos y sociales que critican que las reformas no son profundas y no son totales en este tiempo.

Todos los que postulamos la necesidad de una sociedad plenamente democrática, inclusiva, justa, que apunte a que el crecimiento económico sea en contribución al desarrollo del país, que mejore la calidad de vida, todos los que postulamos aquello, nos gustaría amanecer al día siguiente viendo que eso es realidad. Pero quienes nos sumamos a ese propósito desde la política, sabemos que es un tema de correlaciones de fuerza, y entonces sabemos que esos objetivos tendrán más o menos intensidad y logro, según la fuerza que tengan detrás esas ideas transformadoras. Sabemos que es un proceso de acumulación el que va a permitir ir conquistando mejores espacios para acercarse a esa sociedad plenamente democrática y con justicia social. Podría entender las buenas intenciones y los buenos deseos, pero quienes hacen política deben distinguir entre el buen deseo y el voluntarismo que aborta el ganar más fuerza para los cambios. Ése es el debate que está planteado. Si alguien me quiere poner en un debate en que me niego a que el agua sea un recurso del Estado, que las políticas industriales estén vinculadas a un mayor valor agregado, que resguardemos riquezas naturales estratégicas, que tengamos una política energética, educación de calidad y con gratuidad, que tengamos reforma a la previsión que dé pensión adecuada y digna, me va a poner un debate equivocado. Porque yo preguntaría: de acuerdo, ¿pero con qué fuerza hacemos eso? Y la fuerza hoy tiene una base de sustentación y es con cuanta conciencia a favor de todo eso contamos en el pueblo, en el país.

En este marco, ¿cómo asume lo de convocar, por ejemplo, a que la gente vaya a votar a las elecciones municipales?

En un momento político como este, partidos como el nuestro, de la Nueva Mayoría, tenemos un tremendo desafío de enriquecer, hacer más perseverante y más profundo el vínculo directo con la población. En una relación que promueva amplia participación y que se va a organizar en las redes que se tengan, pero que sobre todo sea vinculante a las decisiones y las resoluciones. Hay espacios en las Juntas de Vecinos, sindicatos, organizaciones de estudiantes, comités de la cultura, agrupaciones de derechos humanos, grupos del medioambiente, de deporte, redes sociales. Y una de las expresiones de participación, es el momento de tener una posición,  una opción, en las batallas electorales. Tenemos que hacer un esfuerzo para que el pueblo se pronuncie y se incremente la participación de la ciudadanía en la próxima batalla electoral municipal.

¿Habla de una participación multifacética?

Sin ninguna duda. Uno no puede malamente segmentar una multiplicidad de roles que tiene la gente, el pueblo, en su vida, y ahí hay espacios legítimos donde tiene derecho a pronunciarse. Se hace en el lugar de residencia, en el lugar de trabajo, o en un espacio cultural, social, deportivo, en la causa de los derechos humanos, de la defensa del agua, del medioambiente, y eso con la condición de ciudadano y de elegir a las autoridades que lo representen. ¿Cómo segmentar a la gente en que una participación tiene un valor y otra tiene cero importancia? Cuando se adopta una postura en una elección, es por un acumulado de las otras vivencias de participación en la sociedad. No creo que se deban congelar espacios de participación respecto de otros.

¿En esta coyuntura, cuál es la síntesis de los objetivos en que está metido el Partido Comunista?

En lo macro, consolidar y proyectar, desde el punto de vista programático, y también de coordinación y gestión, la Nueva Mayoría. Esa es una exigencia objetiva que tiene que ver con el qué fuerza tendremos para llevar adelante los cambios. Dentro de eso macro, está el cumplir con los compromisos programáticos para con el pueblo. Tener conciencia y empatía indicando cuánto hemos avanzado en estos dos intensos años, incluso en medio de una crisis económica internacional. Por ahí van nuestros desafíos. En eso, proyectar programáticamente a la Nueva Mayoría, que le da objetividad a la pertenencia, los temas programáticos.

No todos parecen compartir esa apreciación dentro de la NM.

Hay un dato de la causa y es la necesidad de afirmarse en la inteligencia, la conciencia y la sabiduría que tiene el pueblo para respaldar un programa que se proyecte en temas como la reforma previsional, que lleve justicia a los pensionados, una gran reforma para que la salud pública sea un derecho, una reforma en el ámbito de la vivienda, que garantice una primera vivienda, y completar lo que se inició con la reforma laboral -con todos los golpes que ha recibido- y lo mismo en el plano de la reforma a la educación.

Seguir con una agenda de cambios sociales.

Son inequívocamente temas de mayorías. Eso trae aparejado otras cosas, como tener crecimiento para el desarrollo del país. Porque crecimiento no siempre es contribución al desarrollo. El crecimiento puede ser parte de la construcción de una sociedad subdesarrollada. En ese plano, es inaplazable el debate sobre terminar con el Estado subsidiario, eso es determinante para avanzar hacia el desarrollo, es un tema que estará presente en lo programático. También el papel del Estado en cuanto a temas estratégicos como el agua, la energía y el medioambiente.

De pronto estos temas parecen ausentes y se observa más preocupación por instalar nombres para la candidatura presidencial.

Como pocas veces viene bien el refrán de “cada día tiene su afán”. Me parece que eso es poner las cosas al revés, cuando estamos a la mitad de un gobierno que está enfrentando desafíos no menores, una desconfianza en la política, una baja en la participación, una falta de transparencia, una crisis económica internacional. Entonces, lo que ordena realmente, es tener propuestas respecto a las cosas que le hacen falta al país, a las demandas de la ciudadanía, eso es lo importante hoy, una proyección programática.

¿Es posible que la Nueva Mayoría busque alianzas con otros partidos como los que se están formando?

Cualquier planteamiento al respecto tiene un eje programático. Que sea partir de un acuerdo programático e impulsarlo, ahí la unidad es una cualidad obligada. No se trata de tratativas coyunturales.

Con algunos ejes que usted mencionaba del programa futuro, ¿es factible desarrollarlo con los actuales partidos de la Nueva Mayoría? Se ven diferencias programáticas con gente de la Democracia Cristiana.

En las formulaciones programáticas que he hecho, parto de la base de que es absolutamente necesario que estén todas las fuerzas que constituyen la Nueva Mayoría. La Nueva Mayoría va desde la Democracia Cristiana hasta el Partido Comunista, y las diferencias políticas e ideológicas de sectores hacen la diversidad, hacen las diferencias, sin embargo, en muchos momentos de la historia ha quedado claro que la convergencia unitaria no solo es necesaria sino que se debe construir una cultura de la convivencia, sin que nadie inhiba su identidad para que el ancho que tenga la articulación unitaria alcance a los representantes de la mayoría del país.

Hay críticas al desarrollo del proceso constituyente. Ahora viene la fase provincial y luego la regional, ¿cuál es la mirada del Partido Comunista respecto a esto?

Una altísima valoración. Esto no es un proceso eleccionario, no es medible respecto a una experiencia anterior porque es inédito, es un juicio de valor que tiene que ver con los temas que se han tratado. La metodología ha sido de ninguna exclusión, todos están habilitados para participar, algunos no querrán participar, pero eso no puede invalidar el proceso de participación. Este proceso está hablando de una motivación, aunque para muchos aparece como algo pesado, enredado. La gente sencilla, en los barrios, en distintos espacios, en las casas, ha participado, y creo que si este proceso hubiera continuado, habríamos llegado a cifras mucho más grandes. El pueblo participó y opinó, así que creo que en el encuentro provincial habrá un gran nivel político, más participación, será algo transparente.

El Gobierno sigue a la baja y continúan las críticas de que no se hacen bien las cosas, que hay incertidumbre por las reformas.

No voy a descalificar a las encuestas en tanto sean, desde el punto de vista de la metodología, rigurosas. Pero sabemos que hay encuestas que más que medir, crean opinión. Pero bueno, hay una percepción y opiniones sobre cómo están las cosas. Lo importante es que esto llama a hacer el máximo esfuerzo, la mayor exigencia, en lo que algunos definen como pedagogía política. Acercar al pueblo las decisiones de Estado, a las políticas de Estado, a los logros del Estado, y que la gente empatice con todo eso.

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