La mentira como arma política de la derecha

(Por Juan Gajardo López / integrante Comisión Política). La “resolución” del denominado Grupo de Lima, en la cual se desconoce la legítima elección del presidente Nicolás Maduro de Venezuela, y donde busca desesperadamente algún protagonismo el insulso Ampuero, es un acto de injerencia y vulneración de la soberanía de un Estado soberano, sólo comprensible si se entiende el intento de EE.UU. para recuperar influencia en esta zona del mundo, al verse desplazado por el creciente poderío comercial y político de la República Popular China.

La derecha chilena, políticamente bajo el influjo de la nación norteamericana, encuentra en su seguidismo a la política exterior del Imperio, aliados en sectores de la social democracia y la democracia cristiana, por lo que, frecuentemente, usando este factor, genera fisuras y desencuentros al interior del mundo popular. Acá nadie actúa inocentemente, por lo que muchos que no desean aparecer como de derecha, justifican su actuar escudándose en la manipulada información de los medios de comunicación social, controlados mayoritariamente por los grandes grupos económicos.

La utilización de falsedades difundidas ampliamente por medios de comunicación y redes sociales, busca generar ficticias realidades. La supuesta adhesión de nuestra compañera Camila Vallejo a la pedofilia emanada de un medio español, infundio que será objeto de una demanda en España, la cual es amplificada por un embustero criollo adicto al micrófono, pretende descalificar ante la opinión pública  a los comunistas, lo mismo que un artículo que relata la “carrera presidencial” de los comunistas y que lo que busca en definitiva es anular nuestro legítimo derecho de, en una futura primaria de fuerzas opositoras al actual gobierno de derecha para una elección presidencial, expresar una posición de izquierda.

Se engañan quienes creen que de ese modo los comunistas nos inhibiremos. Deberían aprender de la experiencia de Chadwick. Inventó un falso enfrentamiento para justificar el asesinato del comunero mapuche Catrillanca y hoy no tiene la dignidad mínima, exigible a una autoridad, de renunciar. Y como el show armado por la recepción de una polera por un sobrexpuesto diputado no alcanzó a cubrir esta falta, algún creativo vio en la colocación de un artefacto explosivo la solución, con el lamentable saldo de varios heridos.

La manipulación de las conciencias ha sido un arte de antiguo manejo por la burguesía. La tecnología actual le ha ampliado los medios a través de los cuales generar este control social. Los medios de comunicación y hoy particularmente las redes sociales, se han transformado en un campo de una intensa lucha ideológica. Lo que se debe tener claro es cómo usarlas, porque cuando estos medios se emplean para ventilar conflictos internos del movimiento popular, lo que se está haciendo es cercenar las capacidades del pueblo para transformar esta actual realidad. Y eso, siempre favorece a los dueños del gran capital.