Conozca la historia de la “estrella del PC” que hoy está en el Museo de la Memoria

(Vía elsiglo.cl). Un símbolo de los comunistas, rescatado de manera fortuita, restaurado, llega a la “zona de vestigios” para representar una de tantas historias. Estuvo muchos años, erguida en la cima de la casona del Comité Central del Partido Comunista de Chile (PC), en calle Teatinos 416, esquina de calle Compañía, en pleno centro de Santiago.El martes 11 de septiembre de 1973, soldados golpistas la agarraron a balazos, atacando un símbolo de los comunistas y del pueblo. Le metieron más de 30 balas. Luego, manos desconocidas la derribaron y quedó año tras año tirada en un rincón, sometida al calor y las lluvias, en el techo de la casona comunista.

Cuarenta y cinco años después, casi medio siglo, encontró refugio, esta vez en un rincón del Museo de la Memoria y los Derechos Humanos, en calle Matucana. En una zona denominada de vestigios, a donde pronto llegará a acompañarla el emblema nacional rescatado de La Moneda el día del golpe de Estado.

Se trata de la estrella que durante muchísimos años escoltó el local del Comité Central del PC, apuntalada a la vista de todas y de todos, como un símbolo permanente de las luchas y de las ideas de los militantes de la organización de la hoz y el martillo.

Encontrada casi fortuitamente y rescatada por manos generosas en 1990, después de pasar por cuatro casas de manera imprevistamente clandestina, en 2014 llega a oídos del PC que la estrella existe, “está viva”, y diversos equipos profesionales iniciaron su recuperación y conservación.

Este 2018 la estrella del local del PC está rescatada y recuperada y alojará perennemente en el Museo de la Memoria. Mostrando su cuerpo de madera y de metal, sus cinco puntas, y las cicatrices de la historia, que es la historia de los comunistas.

Recupera un lugar de dignidad

Este viernes 9 de noviembre se realizó un acto donde se inauguró el sitio donde quedó colocada la estrella. El director del Museo de la Memoria y los Derechos Humanos, Francisco Estévez, relató que el objeto queda en la zona de vestigios: “Un vestigio de la memoria”. Y explicó que “en un tiempo más, vamos a colocar en este sector, una bandera de Chile que fue rescatada de La Moneda después del golpe. Se va configurando un espacio de vestigio, y de una memoria no que se nos quedó atrás, sino de una memoria presente. Que lo que hace es reivindicar lo que fueron los compromisos sociales, las utopías, lo que fue el movimiento popular que permitió que en Chile la democracia se profundizara y se extendiera en todos los ámbitos”.

Estévez enfatizó que este símbolo “recupera el lugar de dignidad que debe tener una estrella que fue albergada en la casa de los militantes, que fue custodiada para que la desmemoria no la hiciera desaparecer. Esta Estrella necesitaba estar en este museo”.

El director reiteró el compromiso con el rescate de la historia y señaló que “lo contrario de la memoria no es la amnesia, no es el olvido personal, es la desmemoria como política, como querer contar las cosas de un modo distinto de cómo sucedieron. Esa desmemoria expresa lo que es el negacionismo, negar que se cometieron violaciones a los derechos humanos, o tratar de justificarlos”.

Y reiteró que tener alojada ahora la estrella que representó parte del rostro de la sede histórica del PC, es parte de reforzar la memoria del país.

En cuatro casas durante 25 años

Claudio Pérez es fotógrafo, documentalista y antiguo miembro de la Agrupación de Fotógrafos Independientes (AFI). En rigor no fue él quien encontró la estrella. Lo hizo un amigo alemán que alojó a inicios de los noventa en la casona que fuera sede del PC hasta 1973. Pero cuando el alemán le habló de ese objeto en el techo de la vivienda, Claudio no dudo en traspasar una ventana y llegar al rincón donde estaba tirada. Y fue quien hizo el primer rescate.

Contó que “nos pasamos por una ventana hasta el techo de la casa y llegamos hasta donde estaba esta estrella, este objeto, este artefacto, tirado en una esquina. Inmediatamente vimos que tenía balas. Yo digo, hay que sacarla de aquí. Esa misma noche le pedí a Susana (mi compañera) y a su madre, hoy suegra, que nos prestara el auto y la cargamos dentro del auto, la cubrimos con frazadas, atravesamos todo Santiago y llegamos a la primera casa donde estuvo, en Ñuñoa, en la Villa Universidad Católica. Y comenzó a ser parte de la vida cotidiana nuestra…Estuvimos en cuatro casas con ella, durante 25 años”.

Claudio, en narración en la actividad en el Museo de la Memoria, contó que “nunca tuvimos la consciencia clara de que era un objeto que un día iba a estar en un museo. Que era un testimonio vivo. Y voy a contar una anécdota. Nosotros llegamos a marcar por un lado de la estrella, con tiza, los puntajes de los partidos de ping-pong que hacíamos en la casa, y en celebraciones con amigos, en esos 25 años, la estrella estaba a la altura de uno, y uno ponía un vaso de vino arriba. Tenía una parte viva. Así que se hizo parte de esta familia”.

Fue su amigo y también fotógrafo, Marcelo Montecinos, quien le dijo que esa estrella, que servía para marcar los puntos del ping-pong, dejar reposando un vaso de vino, a veces adornada por telas de arañas, polvorienta, era la Estrella de la sede histórica de los comunistas. “Él tenía una foto de la sede del PC, donde está arriba la estrella, baleada”, relató Claudio.

El fotógrafo y documentalista planteó interrogantes. “Estuvo baleada en el techo. Uno se pregunta por qué no la destruyeron, quiénes la sacaron y la dejaron ahí tirada en el techo de esa casa de tres o cuatro pisos” y adelantó que quizá “tenía un destino”.

De hecho, expresó un sentimiento de cuando “la trajeron al museo, envuelta en un papel blanco. Parece un cuerpo herido, adyacente, y que hay que seguir rescatándolo”.

Opinó que “el significado de esta estrella va más allá de lo partidario, tiene una connotación histórica como parte de la brutalidad y el vil ensañamiento contra el pensamiento distinto” desatado ese martes 11 de septiembre.

“Un símbolo que acompañó al partido”

En el acto en el Museo de la Memoria y los Derechos Humanos estuvo el presidente del Partido Comunista, Guillermo Teillier. De inicio contó que esa estrella, antes de estar en calle Teatinos, estuvo en un local en calle Mac Iver, esquina con Moneda. Y dijo que fue un “símbolo que acompañó a nuestro partido durante tantos años”.

Recordó que el local donde estaba instalado ese símbolo, era una sede histórica donde hubo miles de reuniones y encuentros, donde se planificaba la política del Partido Comunista, donde se diseñaban los planes y objetivos de transformación del país en beneficio del pueblo y de los trabajadores y donde se efectuaron trascendentales reuniones del Comité Central.

Esa estrella la miraron figuras históricas de Chile cuando visitaban o llegaban a la sede del PC. Salvador Allende, Pablo Neruda, Luis Corvalán, Volodia Teitelboim, Gladys Marín, Víctor Díaz, Fernando Ortiz.

Teillier contó cuando le informaron que la estrella había aparecido. “Era un objeto herido, pero un objeto querido”, enfatizó el presidente del PC. Explicó que cuando se planteó la idea de recuperarla, restaurarla, el partido estuvo de acuerdo, no puso condición alguna y comprendió que ese objeto histórico debía volver a ocupar un lugar destacado como un símbolo.

“Hoy nuestra estrella inicia un nuevo camino”

Todos quienes intervinieron en la actividad de instalación de la estrella del PC en la zona de vestigios del Museo de la Memoria, y muchos de los asistentes, valoraron la labor encomiable y la dedicación por sacar adelante el proyecto de recuperación de este objeto representativo, de Margarita Alvarado, directora y profesora del Instituto de Estética de la Universidad Católica, quien encabezó al equipo de restauradores y documentalistas y peritos que recuperaron la estrella.

Las palabras de ella fueron el recuento, la síntesis y la proyección de este episodio en que un objeto material se convierte en protagonista, porque logra representar las ideas y los sentimientos de seres vivos, de militantes de una causa, en una historia donde los símbolos tiene sus roles.

Margarita Alvarado expresó:

“Hemos llegado al final de un camino y al comienzo de otro. El final de un camino que comenzó el año 2014 cuando nos cuenta Claudio (Pérez) que tiene en su casa una estrella, lo cual, además de parecerme maravilloso, me pareció increíble. Tener una Estrella en una casa.

Nos contó que la había encontrado en un techo en un edificio del centro de Santiago, y después de haber sido derribada intencionalmente -como lo comprobamos con los estudios posteriores- permaneció mirando el cielo desde ese septiembre de 1973, hasta comienzos de los años noventa, en que Claudio, junto a su familia, la llevan a su hogar. Habían decidido buscar un nuevo lugar para ella donde pudiera ser cuidada.

Cuando Claudio me contacta y me dice que desea entregar esta estrella al Partido Comunista, pensamos indudablemente, que el lugar de esa Estrella tenía que ser el Museo de la Memoria y de los Derechos Humanos.

Porque no era una estrella cualquiera, era un vestigio. Una estrella que presenció violentos sucesos del día 11 de septiembre de 1973 y días posteriores. En su rostro y en su cuerpo están las cicatrices de esos eventos.

Este ha sido un trabajo de equipo, donde muchas personas han colaborado, han puesto su cariño, su dedicación. En este camino, la estrella fue acogida por el Centro Nacional de Conservación y Restauración, donde gracias al interés y compromiso con el patrimonio de esta institución y su director, fue acogida. Profesionales e investigadores, profesionales del laboratorio de arqueología llevaron a cabo un delicado y acucioso trabajo de conservación, material y técnico. Durante su estadía en el Centro, un equipo de profesionales del Laboratorio de Criminalística de la Policía de Investigaciones (PDI), llevó a cabo un estudio que dio como resultado un informe pericial balístico. Se estableció que en su cuerpo (la estrella) presentaba cerca de 35 impactos de balas, provenientes de dos o más tiradores.

Esto se testimoniaba en una imagen del fotógrafo Marcelo Montecinos, quien unos días posteriores al 11 de septiembre de 1973 realizó un registro visual del centro de Santiago y de los estragos de la violencia del palacio de La Moneda y otros edificios. En su fotografía se aprecia la estrella aun de pie, con numerosos impactos de bala.

Desde otro ámbito, un equipo de historiadores, después de una detallada búsqueda de archivos, aportaron información histórica de este emblema, entregando antecedentes fundamentales para su contextualización social y simbólica.

Complementariamente a todo esto, este proceso de investigación y conservación de la estrella, se complementó con diversas entrevistas a conocidos amigos y militantes del Partido Comunista.

Termina acá este camino de documentación y puesta en valor de una estrella que constituye un vestigio para esta sala del museo.

Hoy nuestra estrella inicia un nuevo camino. Hoy vuelve a brillar. Ahora como un fragmento más en la reconstrucción permanente de nuestra memoria y de nuestra historia. Desde la sale de vestigios, junto a otros fragmentos, hablará a todos nosotros y a todos los visitantes del museo, para que nunca olvidemos, para que nunca más en Chile…”