Lautaro Carmona in extenso sobre panorama latinoamericano y mundial

(Vía elsiglo.cl) Los triunfos de la derecha y los problemas, unidad y tareas de las izquierdas. Las reelecciones de Putin y Xi Jinping. Una visita a Cuba, al FSP.

Hugo Guzmán. Periodista: Usted estuvo hace unos días en una reunión del Foro de Sao Paulo y una conferencia internacional que organiza el Partido del Trabajo de México. Hace tiempo que a esos eventos no iba un alto dirigente del Partido Comunista de Chile.

Quiero decir que tiene un altísimo valor el espacio de intercambio entre las fuerzas políticas de izquierda, progresistas, de América Latina. En realidad, hace mucho tiempo que esos espacios no constituyen una centralidad obligada para la política de cada país, pero el intercambio de realidades que son distintas, y cómo cada partido enfrenta esa realidad propia, tiene un mínimo común de sentido de unidad, que es la política imperialista de Estados Unidos (EU) hacia nuestros países. En todo lo demás hay diversidad. Pero un elemento característico, histórico, de datos objetivos, es cómo opera el imperialismo en nuestros países, que ahora tiene la representación más reaccionaria de la política internacional con Donald Trump, para proteger sus intereses. Se realizó una reunión del Grupo de Trabajo del Foro de Sao Paulo (FSP), después de 27 años de su nacimiento. El Partido Comunista de Chile es uno de los fundadores del FSP, como un espacio político regional. Nació cuando vino el desastre de la caída del socialismo en Europa del Este, el derrumbe del Muro de Berlín, la caída de la Unión Soviética, y por la contraparte, lo más reaccionario alentó aquella tesis del fin de la historia. Según eso, ya no había espacio para ningún proceso, ni siquiera que relativizara el control del capital y la imposición del capital sobre el trabajo en todos nuestros países. Sin embargo, la genialidad de dos grandes líderes, Fidel Castro y “Lula” Da Silva, fue decisivo para convocar a otros liderazgos vinculados a países latinoamericanos a un encuentro de partidos sin ninguna pretensión que no fuera el intercambio, que cada uno expusiera, y de ese intercambio sacar conclusiones que fueran contribuyentes a la forma en que cada partido iba a enfrentar su realidad y la hegemonía neoliberal sin contrapeso en ese momento. En esas reuniones hubo liderazgos como Cuauhtémoc Cárdenas de México, Daniel Ortega de Nicaragua, Schafick Handal de El Salvador, representantes del proceso boliviano, venezolano, del Frente Amplio de Uruguay. Esos encuentros han sido un buen insumo desde el punto de vista teórico, político, ideológico y de experiencias y vivencias para una estrategia para crear un cuadro nuevo en América Latina.

¿Es un espacio útil?

La importancia que le doy a estas reuniones, es que estoy convencido de que son parte de los torrentes que alimentaron a procesos como el venezolano, el boliviano, el ecuatoriano, el sandinismo, a los salvadoreños, lo que fue la construcción de una alternativa antineoliberal en América Latina, considerando los espacios propios que tiene cada proceso. Todo eso alimentado en una sinergia con el proceso de la Revolución Cubana. Nosotros a ratos, como país, nos sustraemos de esos encuentros, como el internacional organizado por el Partido del Trabajo de México (PT), y el Foro de Sao Paulo. Queremos retomar una actividad y un planteo en esos espacios.

Entiendo que se viene el encuentro amplio del Foro de Sao Paulo, con todos los partidos que lo integran.

Sí, el encuentro del FSP se va a realizar en julio de este año en La Habana, o en Cuba, porque podría ser más allá de La Habana. Lo marco porque este año se cumplen 65 años del Asalto al Cuartel Moncada (la acción que dio inicio a la Revolución Cubana) y la idea de algunos es que al menos una parte del Foro se haga en Santiago de Cuba y participar de los eventos vinculados al Moncada. Además, ahí en Santiago de Cuba está el cementerio donde está la tumba de Fidel y la tumba de José Martí. Pero además, con un anfitrión que presentará un cambio histórico, porque el 19 de abril se genera un paso en Cuba que da cuenta de una madurez y estabilidad del proceso revolucionario, en que el jefe de Estado ya no será el compañero Raúl Castro. Así que será muy interesante la sede del Foro.

¿Cómo se miran los continuos éxitos de la derecha en la región?

Así como en los noventa nos tuvimos que enfrentar al triunfalismo, al exitismo neoliberal, en estos años nos enfrentamos a sucesivos reveces en lo que se había logrado instalar como una ofensiva democrática antineoliberal. Reveses como la última elección en El Salvador, que augura dificultades en la batalla presidencial del próximo año; lo que está ocurriendo en Brasil es tremendo; la ofensiva contra el proceso argentino desde la administración de (Mauricio) Macri que busca aniquilar cualquier posibilidad antineoliberal; lo que está pasando con el cumplimiento o incumplimiento de los acuerdos de paz en Colombia; el proceso en Ecuador con todo lo que trae de dificultades para el proceso popular y con un cisma en la conducción entre (Rafael) Correa y Lenín Moreno; la situación de Venezuela con un hostigamiento incansable de parte del imperialismo, junto a las fuerzas más reaccionarias internas y externas, y la posición y decisión de (Nicolás) Maduro dispuesto a defender las conquistas logradas por la Revolución Bolivariana y el pueblo venezolano. Quiero resaltar en este cuadro, una probabilidad cercana -según ellos- de que Andrés Manuel López Obrador triunfe en México. Ahí los códigos son distintos, y para triunfar se necesita de una alianza, de una convergencia, de un apoyo, de tal amplitud, que podría relativizar la posibilidad de las medidas de un Gobierno; pero no cabe ninguna duda de que será un paso adelante. Sobre todo considerando la presencia de Donald Trump en Estados Unidos, con medidas fascistoides. Porque en América Latina hacen faltan más voces que se contrapongan a esas políticas. Un triunfo de López Obrador constituye un aliciente democrático para los latinoamericanos y antiimperialistas.

En este cuadro, ¿se habla del tema de la unidad, de la convergencia dentro de la izquierda?

El tema de la unidad sale en estos espacios y está referido sobre todo a la unidad de la izquierda. Y ahí hay que entender complejidades del proceso unitario, incluido Chile, porque hay orígenes y hasta temas de clase distintos entre quienes buscan o trabajan la unidad y la convergencia en el mundo progresista, de centroizquierda. Pero es distinto cuando se trata de la propia izquierda, que por temas de liderazgos, de estilos, de métodos y otros, no se permite visualizar los aspectos programáticos, por ejemplo, en la búsqueda de la unidad. Es cuando esos elementos no permiten zanjar temas y hacer síntesis para llegar a un acuerdo. El gran tema que abordamos fue el de la unidad.

¿Se habló de la coordinación y unidad de todas estas fuerzas de izquierda?

Mire, es que se parte más de un análisis y presentación de la situación nacional de cada partido. No existen tesis que traspasen fronteras. Primero hay que abordar la propia realidad y desde ahí se sacan cuestiones comunes, por ejemplo, frente a la política de Estados Unidos. Un aspecto: el uso de cualquier posición de poder que tenga relación con la derecha y los intereses norteamericanos para desestabilizar los procesos democratizadores que cursaban o cursan en América Latina. Desde mi punto de vista, lo que ha estado ocurriendo en América Latina es un proceso de revolución democrática, es decir, que la democracia sirva a los intereses de mayorías y debilite las posiciones privilegiadas de grupos minoritarios con intereses reaccionarios y de grupos de poder incluso trasnacionales. Uno de los temas que salió en estos encuentros, y que nos toca a nosotros a nivel de país, incluso a nosotros como Partido con un atraso para abordarlo con profundidad, es el papel desestabilizador que tiene el poder de las comunicaciones, con el uso abusivo de la guerra psicológica, de creación de estados de ánimo, de informaciones falsas, de sincronía que hacen con encuestas como añadido a esos planes de comunicaciones y transforman situaciones en verdades absolutas. Eso fue mortífero en Brasil: primero pusieron el titular, y luego vino si eso era demostrable o no. Hay un gran tema, y es cómo la derecha usa a los medios de comunicación de masas para debilitar, desacreditar, desestabilizar, los procesos democratizadores antineoliberales. A eso se agrega, si le conviene a la derecha: el judicializar los procesos políticos; si tienen condiciones favorables en el Poder Judicial, van a llevar a la justicia temas sociales y evidentemente políticos; si tienen mayoría transitoria en el Poder Legislativo también la van a usar; tienen poder económico y tienen cierto poder en las correlaciones de fuerzas internacionales formales; también el papel que pudieran jugar las Fuerzas Armadas. En la gran ofensiva neoliberal para rescatar sus intereses tocados, la derecha va a usar todos los poderes que le sean útiles. Ahí están las experiencias de Paraguay, Argentina, Honduras y Brasil, las presiones sobre Bolivia, el hostigamiento a Venezuela.

¿Los problemas de la izquierda?

Bueno, ahí están las divisiones, la falta de acuerdo, los cismas o quiebres en la conducción. Hay fenómenos que están latentes, como hasta dónde la corrupción que, en primer lugar, compromete a lo más reaccionario de la política y el empresariado, con una relación incestuosa hace años entre política y capital, en esta pasada contagió, permeó, a sectores del mundo de la izquierda. Y la derecha, con sus medios, por la vía del empate anuló un fenómeno que pudo haber sido un gran capital moral nuestro ante las operaciones neoliberales. Estos son temas que necesitan ser tratados con más profundidad. Otro asunto, es que las tareas y conducción de Estado no las hemos sabido naturalizar para que sean expresión que no excluya nunca el vínculo con las masas, con la lucha social y de manera particular, el vínculo con la clase trabajadora. En varios procesos o países, hay carriles como paralelos, que no se tocan, como la lucha social y las tareas de los partidos políticos. Si no sabemos resolver eso, vamos a regalar ventaja. Nos van a meter cuñas en el mundo social, en el mundo sindical, y eso es urgente que lo abordemos. De partida, no deberíamos aceptar una falsa dicotomía entre tareas institucionales y de representación popular, con las tareas del movimiento social. Son parte de una misma corriente, de un mismo río, de una misma fuerza. Es lo que permite que la democracia representativa se sostenga en una democracia participativa. Esos son algunos de los grandes temas que tiene la izquierda continental y al final de cuentas son claves en construir correlación de fuerzas favorable.

Sebastián Piñera dijo hace unos días que el socialismo fracasó en América Latina.

Piñera hace unos juegos de palabras que son pura cuestión mediática. Porque le debo decir que si algo le da vigencia a la lucha por el socialismo -entendido como el proceso que lleva al extremo la democracia, la justicia social y la convivencia con respeto irrestricto entre seres humanos- es la existencia y las consecuencias del modelo neoliberal que hace tan brutal el quiebre de esos tres factores. Es cosa de ver las zonas de hambre en el continente, de extrema pobreza, que no son fruto del socialismo, sino del neoliberalismo. Mire, en América Latina, el socialismo puede mostrar máximos y buenos rendimientos académicos, en salud, intelectuales, científicos, en vivienda, culturales, deportivos. El socialismo en Cuba, que tiene dificultades, tiene conquistas que ningún otro país puede presentar porque tiene el eje en la realización de los seres humanos. Ellos quisieran tener mucho más, riquezas naturales, para que todo eso tuviera una mayor manifestación. Pero han desarrollado la ciencia y la técnica, la biotecnología, porque tienen una idea distinta de cómo se construye una sociedad.

Hace un tiempo, con triunfos presidenciales de la derecha, se habló del inicio de un ciclo de término de gobiernos progresistas y antineoliberales. ¿Se podrá hablar de que comenzará un ciclo de retorno de ese tipo de gobiernos?

Soy un convencido, sin acomodar nada, que el triunfo de la derecha tiene más el factor de debilidades en las fuerzas y propuestas antineoliberales, falencias y errores, que en cualidades de la derecha. La derecha donde ha llegado al Gobierno, no ha ofrecido una solución a los problemas que cruzan a nuestros países, y que ellos crearon con el modelo neoliberal. Por tanto, la derecha no llegó a eternizarse, a no ser por defecto nuestro. Ahí viene el tema de qué urgencia, en qué oportunidad nos vamos a replantear para tomar los procesos, y eso tiene que ver con temas de construcción de unidad, relación de las fuerzas políticas con la lucha social, y centralidad en las prioridades programáticas. Creo que desinteligencias nuestras pueden darle más espacio de tiempo a la derecha, pero los pueblos al final no eligen a esos gobiernos porque tengan propuestas más justas, más inclusivas o más democráticas de las que hace la centroizquierda o la izquierda. Hay otros factores que ya mencionaba, como el control que tiene la derecha en toda América Latina, de los medios de comunicación masiva

¿Qué representó la reelección de los presidentes en China y en Rusia?

Con respeto absoluto de las situaciones internas, y de las internas de los partidos en esos países -particularmente de los comunistas rusos, todos saben que (Vladimir) Putin no es el que representa las posiciones que tiene el Partido Comunista ruso-, creo que ambos hechos constituyen un elemento que, en el esquema planetario, permite un contrapeso a la política reaccionaria y sin límite que lleva adelante el imperio de Estados Unidos, y que se acrecienta con la presencia de Trump como jefe de la Casa Blanca. Tener un contrapeso, un equilibrio, que da cierta estabilidad en el planeta, ya es un aporte, es algo positivo. Están sus políticas propias, comerciales, de amistad, de colaboración, para con aquellos procesos que son castigados por Estados Unidos y que quieren ser asfixiados por Estados Unidos, como en el caso de Venezuela. Me parece que lo ocurrido en Rusia y en China, es una referencia importante en la política internacional.

Escuchándolo, llama la atención que personeros políticos y algunos medios de comunicación, no sacan al PC del tema de una supuesta simpatía con Corea del Norte, de sacarlo al pizarrón por episodios en otros países…

Eso tiene que ver con dos cosas. Viejos recursos de un anticomunismo muy primitivo que en algún momento trajo resultados dramáticos y desastrosos en el país, que tuvo situaciones como el macartismo en Estados Unidos, que habla desde que si los comunistas se comen las guaguas, hasta si entregan a los parientes para que se vayan a un campo de concentración en otro país. En eso hay viejas tesis fascistas, ultra reaccionarias. Lo segundo, es que la derecha tiene unas miradas que nos quieren traspasar a nosotros. Y quieren traspasar a la gente la mirada que tienen de otro país, donde además hay una arrogancia de quererle decir a otros hasta si tienen que comer pan con mantequilla. Mire, el origen del Partido Comunista, de la época y la acción de Luis Emilio Recabarren, que nace en el extremo de la lucha en el país, en el sindicalismo, en el norte, tiene un sentido de soberanía y de identidad propia. El PC surge un par de años antes del triunfo de la Revolución Bolchevique en Rusia. Creo que en un momento ocurrió algo que yo no comparto, y es hacernos cargo de otros procesos políticos, de lo que ocurría con otros partidos, y le pusimos fianza, sin sentido crítico, a procesos como los que se dieron en el socialismo de Europa del Este, donde más allá de valorar los puntos de avance, pudimos haber observado críticamente algunas cosas que no tenían que ver con nuestra forma de ser, con nuestros conceptos, de partido revolucionario.

Aquel chiste de que llovía en Moscú y se abrían los paraguas en Santiago…

Claro, y eran chistes que hacían dirigentes nuestros. No eran de otros esos chistes, eran nuestros. Y demostraba que no era correcto. Ahora, históricamente, el Partido Comunista ha participado de los espacios y los encuentros internacionales, siempre, mostrando su realidad, diciéndole a otros, ustedes vean lo que toman, lo que dejan.

En lo actual, se acusa a los comunistas de querer traer modelos. No solo a los comunistas, al mexicano López Obrador le dicen que quiere importar el modelo chavista.

Eso es hacer caricatura sobre los procesos. Son campañas. Hay que tener cuidado, porque pueden afectar. Es un recurso de la derecha. Pero no hay nada de importar modelos.

¿Hay más soberanía de las izquierdas en los procesos que vive en cada país?

Yo creo que hace rato, como dijo en un momento Volodia Teitelboim, en una asamblea en Montevideo, tenemos la obligación de pensar con cabeza propia y asumir nuestras propias realidades y obligaciones. Eso siempre debió ser así. A partir de allí eso se marcó mucho. Nosotros no tenemos modelos a imitar, que no sean puntos de referencia de incidencia y que tiene valor universal. Pero no hay copia del modelo A, del modelo B o C. Nosotros abordamos la tarea de construir, en nuestra realidad, un proceso de transformación.

En esos encuentros del Foro, de la conferencia internacional del PT, participan partidos políticos, pero ¿cómo está la presencia y vinculación con los movimientos sociales? Hay un gran movimiento indígena, sindical, de los estudiantes.

Creo que eso es un déficit aun. Alguien nos ha ganado la mano desde el punto de vista de la inhibición para relacionar de forma natural, sin pretensiones de control, las tareas democráticas y de justicia social, entre los partidos políticos y los movimientos sociales. Todavía existe el Foro Social Mundial, el de Porto Alegre, en un código distinto a los foros de los partidos políticos, y eso es inhibir capacidades, es regalar espacios, porque los grandes temas planteados en espacios sociales y políticos, son coincidentes. Por ejemplo, justicia social, derechos democráticos, soberanía de los pueblos, y hay muchos otros temas. Y no hacen sinergia porque tiene carriles distintos, y a veces de instalan cuestiones de respeto a los espacios que, como decía, más bien inhibe coordinación y lucha común.