Estimadas compañeras y compañeros. Amigas y amigos, autoridades, dirigentes y dirigentas de partidos políticos nacionales y extranjeros, personeros de distintas Embajadas, representantes de organizaciones sociales y culturales, que nos acompañan en esta inauguración de una nueva version de la Fiesta de los Abrazos, después de 3 años de supensión, situación muy relacionada con hechos imposibles de soslayar, como el estallido social de octubre del 2019 y luego la pandemia que aún nos acecha. Pero, como decimos los comunistas, ¡Y qué fue, y qué fue, aquí estamos otra vez!
Y lo estamos, para constatar que vivimos momentos muy complejos. Han ocurrido hechos trascendentes en este tiempo, de triunfos históricos como ganar la presidencia del país con Gabriel Boric, a la cabeza de un gobierno transformador. El Apruebo del Plebiscito de entrada al proceso constituyente, la elección de la Convención Constitucional, que pese a todo lo que se ha dicho, hizo un excelente trabajo que debemos valorar, de mucha trascendencia para las luchas del pueblo.
Junto a ello hemos sufrido también una derrota histórica, con el rechazo ocurrido el 4 de septiembre del año pasado, que no podemos negar.
Estamos también bajo una crisis económica que, sobre todo, se manifiesta por factores externos a la situación del país, lo que hace complejo avanzar en la puesta en práctica del programa de gobierno y dificulta atender las necesidades y demandas sociales.
Podemos decir, sin embargo, que estamos en medio de un proceso vivo que avanza hacia transformaciones y cambios profundos en nuestro país, que exceden un periodo de gobierno, pero lo claro es que mientras más avanzamos hoy, con más certeza podemos decir que se abre un nuevo futuro para Chile.
Una de las expresiones de este proceso, de la cual nos hemos hecho parte, para avanzar en medio de esta situación difícil, es el haber suscrito el acuerdo para validar un nuevo proceso constituyente, respecto al cual hemos tenido y mantenemos críticas, pero que se perfila como una salida ante la negativa de las fuerzas más retrógradas, que rechazan terminar con el predominio de la Constitución pinochetista.
Es nuestro deber tomar este compromiso como una confrontación de ideas, en que no renunciamos al reconocimiento explícito de los derechos de las y los trabajadores, de las mujeres, de las y los jóvenes, de niños y niñas y adultos mayores, de los pueblos originarios. Necesitamos una constitución más abierta, habilitante, que permita legislar sobre todas estas materias, sin las trabas de la actual Constitución, que permita un mayor desenvolvimiento del Estado y una mirada más soberana sobre el país, sus pueblos y sus riquezas naturales y en que el cuidado del medio ambiente sea una obligación primordial.
Tenemos claro que mientras con más unidad, compromiso y cohesión avancemos, en este proceso, las fuerzas que sustentamos al gobierno, se abren más posibilidades para detener la ofensiva regresiva de sectores de derecha, que pretenden paralizar al gobierno en sus esfuerzos por cumplir con el programa y resolver el deterioro económico que afecta a un gran sector de nuestra sociedad.
Es imprescindible hoy fortalecer nuestra democracia, fortalecer nuestros partidos políticos, fortalecer a las organizaciones sociales. Creemos firmemente que esto no se dará en una disputa ciega, sino que en acuerdos y compromisos estratégicos a los que la mayoría adscribimos.
El reciente intento de golpe en Brasil, que se sustenta en la articulación de la extrema derecha en el continente, es una amenaza que incluye a Chile .
Todos y todas sabemos que nuestro país vivió un momento trágico el 11 de septiembre de 1973. Durante mucho tiempo parecía que no había esperanzas de recuperar la democracia, ni detener el curso genocida de la dictadura. Pero sabemos también que el pueblo de Chile supo volver al cauce democrático, proceso que aún no termina, aún no se cierra la herida y aun no consolidamos una convivencia democrática de mayor justicia social y mayor igualdad, de verdad y justicia, sin impunidad.
Esta fiesta de los abrazos es un símbolo de la victoria sobre el fascismo en Chile, de cuya resistencia y lucha nació la idea de la fiesta de los abrazos, cuando desafiando las prohibiciones dictatoriales, perseguidos y amenazados dirigentes sociales y políticos se reunían en este parque, hombres, mujeres, jóvenes, de forma clandestina, en un año nuevo, para abrazarse y encontrarse aunque fuera brevemente, porque la represión se presentaba violentamente. Asi fue el inicio en este parque, a ello se sumaron otras iniciativas memorables, de arte y cultura y que fueron moldeando y consolidando esta fiesta, un encuentro de conversación, de amistad, de alegría, de arte y también de confrontación de ideas. Un momento para reforzar nuestra firme decisión de seguir adelante y vencer.
No podemos, en esta oportunidad, dejar de manifestar nuestra alegría porque en Brasil se ha revertido todo el proceso regresivo, encabezado por Bolsonaro. Un país donde, recordemos, la legítima presidenta Dilma Rousseff fue destituida mediante una oscura maniobra de los poderes fácticos y que el entonces expresidente Lula da Silva fue encarcelado mediante un proceso en base a acusaciones falsas.
Hoy Lula da Silva es de nuevo Presidente de Brasil, lo que junto al reciente triunfo de Gustavo Petro en Colombia, infunde una gran esperanza de avanzar hacia un proceso de relaciones multilaterales más efectivas en nuestra región. Que además de los beneficiosos intercambios de todos orden que se podrían establecer, podría servir de contención a los intentos golpistas de la extrema derecha, que ya se ciernen de nuevo sobre Bolivia y que mantiene al pueblo peruano sometido a una sangrienta represión. Podría también permitir la apertura de fronteras ideológicas entre pueblos y estados y contribuir a la exigencia de levantar el bloqueo a Cuba y las sanciones a otros países, que sólo afectan a la población.
El cuadro es complejo y pone en riesgo la convivencia democrática en nuestro país, puesto que la derecha chilena da cuenta de una estrategia clara y sostenida, en su empecinamiento por impedir que el gobierno aborde de manera efectiva las principales preocupaciones de la ciudadanía. Despliega una política sistemática y ofensiva orientada a que el Gobierno no cumpla con sus objetivos, por ejemplo, contar con una política e instituciones efectivas contra la delincuencia, pone el grito en el cielo por el avance del crímen organizado y el narcotráfico, pero obstaculiza el proceso legislativo que permita tener las herramientas para contener este flagelo.
Esta política obstruccionista tiene un doble impacto. Por un lado, hay una agenda ofensiva por parte de la derecha, que es altamente indiferente a las urgencias sociales, de manera de hacerle pagar un costo al Gobierno, y de otro lado, deteriora la percepción de la ciudadanía respecto del ejercicio de la política en el Congreso.
Desde el punto de vista ciudadano, la imagen es de una politiquería que no alcanza a resolver los problemas sociales. Ello es porque se transmite y se proyecta una idea de que en el Congreso se resuelve en función de intereses propios y particulares y no en cuanto a intereses sociales y colectivos.
Es notable, que a pesar de estas dificultades, el gobierno ha tenido un reimpulso en materia de iniciativas legislativas y está tomando medidas y acciones que están ubicadas en las principales preocupaciones sociales. Ejemplo de ello es que acaba de anunciar un plan de apoyo social que mitiga la pérdida de ingresos reales en los trabajadores y familias de menores ingresos, incluyendo a sectores de capas medias, que requiere de ayudas más dinámicas en el plano social y económico.
Porque mientras los efectos de la crisis económica no amainen, no disminuyan, y se mantengan, será una fuente de insatisfacción. Entonces, las medidas que el Gobierno vaya adoptando de manera dinámica, son claves a efecto de ir recobrando la confianza en las capacidades gubernamentales.
En medio de este cuadro, no somos indiferentes de los errores, se requiere incrementar y mejorar las capacidades del gobierno, en su gestión institucional y política y en consecuencia de eficacia frente a la ciudadanía. Lo decimos dejando en claro nuestra lealtad con el gobierno.
Se requiere de un esfuerzo mayor, no sólo de los funcionarios de gobierno a nivel nacional y regional y trabajadores del Estado, sino de todos los partidos políticos de gobierno, de nuestras bancadas parlamentarias y del movimiento social que estamos llamados, de conjunto, a disputar la transformación constitucional, a reagruparnos y ser protagonistas sociales y políticos de este proceso.
No sólo es el proceso constituyente, son las reformas de fondo, la tributaria, la de pensiones, proyectos como el de 40 horas, los temas de seguridad ciudadana, la salud, la vivienda, la educación, los de género, el poder adquisitivo de los trabajadores, que requieren de un mayor compromiso. No olvidemos la cultura y el arte, nuestra soberanía económica.
En esta perspectiva, queremos hacer un sincero llamado a los partidos de gobierno, para avanzar a una lista unitaria en la elección de Consejo Constituyente, sería el mejor resultado para el objetivo común. No propiciamos una relación de amor u odio entre nuestros partidos, sino una relación de compromisos y acuerdos. Un camino que ya hemos experimentado, en el cual es posible perseverar y mejorar en calidad.
Compañeras y compañeros: Como decíamos al comienzo, este año se conmemoran los 50 años del golpe de Estado en Chile. Lo conmemoraremos a contrapelo de aquellos personajes y sectores que consideran que era un acto necesario, justificando así las violaciones a los derechos humanos, los crímenes, las torturas, la desaparición de personas. Esta conmemoración se debe dar en todo el país como un nuevo impulso para establecerla verdad, pasando por sobre la impunidad.
Las nuevas generaciones necesitan conocer la verdad histórica, sopesar en profundidad lo que significa el fascismo y las consecuencias trágicas del golpismo, que vino de la mano de la intervención norteamericana.
En esta fiesta está presente el allendismo, el ideario del Presidente Salvador Allende, los objetivos y demandas que perviven en amplios sectores del pueblo. En muchos lugares del mundo se prepara esta conmemoración. Pensamos que Chile debe concitar la presencia internacional, la representación de aquella enorme ola solidaria que no olvidamos, que salvó vidas y contribuyó a la derrota de la dictadura. En este acto están representados países y organizaciones de las que estaremos siempre agradecidos.
Será un momento mas, de plena solemnidad, de recuerdo y homenaje a las víctimas de la dictadura y a los que, con distintas formas, lucharon por restablecer el cauce democrático. Muchos y muchas protagonistas de esta resistencia titánica contra la dictadura, no están de cuerpo presente, pero si están con nosotros, en cada lugar, cada rincón, y en cada actividad de esta fiesta que los abraza y los acoge con el cariño y admiración de siempre.
En nuestro caso, la fortaleza de sus recuerdos, sus formas de actuar, la lealtad, el compromiso y su legado ideológico y político, han posibilitado la vigencia de un partido unido, determinado a asumir las más difíciles tareas en aras del bienestar del pueblo y de las trabajadoras y trabajadores.
Por ello nuestro llamado es a unir, a luchar, a vencer.
¡Mil veces, venceremos!
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